Faro de la plata, ruta Ulia – Pasaia.

Recorre el tramo de costa que separa el Monte Ulia de Pasaia, conoce la ruta costera del Faro de la Plata, uno de los grandes vigías de la costa vasca.

La ruta que separa el Monte Ulia de Pasaia nos regala un bonito recorrido junto a la costa gipuzkoana. Un paseo, en el que las vistas son las grandes protagonistas y donde la recompensa llega en forma del Faro de la Plata y el pintoresco pueblo de Pasaia.  El plan que hoy os proponemos es una oportunidad única para disfrutar de 2 de los grandes atractivos del País Vasco: la naturaleza y la gastronomía. Y es que, además de disfrutar del entorno que rodea el Faro de la Plata tenemos la oportunidad de degustar algunos de los mejores platos de nuestra tierra. ¡Un plan perfecto!

El Faro de la Plata, se presenta ante nosotros como uno de los muchos alicientes que encontramos en la ruta costera que une Ulia y Pasaia, una edificación, que nos guiara en las diversas bifurcaciones que encontraremos a nuestro pasó, uno de los grandes protagonistas del día.

El faro de la plata es uno de esos lugares que inspira amor y misterio, un rincón de la geografía vasca merecedor de mención en cualquier ruta entorno a la capital gipuzkoana. Ibon Martin, amante de su tierra y escritor donostiarra, es una de las muchas personas que ha sucumbido al encanto de este faro gipuzkoano, un encanto, que le ha llevado a convertir el Faro de la Plata en el escenario principal de su novela “El faro del silencio”.

Existen dos alternativas a la hora de realizar la ruta entre Ulia y Pasaia, una corta y otra larga, empezar directamente en el monte Ulia o en el barrio de gros, ambas tan validas como atractivas. En nuestro caso, siempre aprovechamos el día al máximo, por lo que la planificación no dejaba tiempo para realizar el recorrido completo, así que optamos por subir en coche directamente hasta Ulia. Eso sí, si os decantáis por la ruta larga el camino depara más sorpresas todavía, ¿con cuál os quedáis?

El monte Ulia, un espacio del que ya os habíamos hablado anteriormente durante nuestra visita al restaurante Mirador de Ulia, es uno de los grandes protagonistas de la ruta que hoy nos ocupa. Sus barrancos, sus verdes bosques y las vistas que nos regala nos enamoran desde el primer paso del camino. Y es que, cuando indicamos que Ulia enamora con sus vistas no es solo una opinión personal, esta afirmación esta atestiguada por el hecho de que antiguamente este monte gipuzkoano servía como atalaya para el avistamiento de ballenas, una de las piezas de pesca más codiciadas por nuestros ancestros.

Para los que queráis realizar la ruta larga, atentos, porque os vamos a desglosar a grandes rasgos el camino que debéis tomar, el resto, podéis saltaros este párrafo tranquilamente. Las marcas blancas y rojas propias de los Grandes Recorridos (GR), nos guían desde el comienzo. La ruta comienza cerca de la playa de La Zurriola, al final, al otro lado del Kursaal, en la calle Zemoriya. El camino que inicia la subida al monte Ulia comienza junto a la gasolinera, es allí donde empieza lo bueno. Una vez tomada esta ruta, debemos seguir el camino, recordad marcas blancas y rojas. Desde este punto debemos enlazar con el estrecho sendero de tierra que nos conduce hasta el Faro de la Plata, dejando atrás el Fuerte de Mompas y la ikastola Herri Ametza entre otros. Una vez pasada la ikastola (colegio en el que se enseña en nuestra legua, euskera), el camino de la opción larga y el de la opción corta se unen, haciendo único el camino a seguir.

Debemos indicar que la ruta circular Ulia – Pasaia – Ulia dispone de tramos que realizaremos a pie y tramos en los que será necesario utilizar transporte público (autobús, d-bus). Y es que, os proponemos realizar la ida a pie y la vuelta en autobús, una combinación que nos ahorra mucho tiempo y esfuerzo, una planificación, que convierte esta ruta en un plan familiar apto para todo tipo de perfiles.

Para subir hasta el aparcamiento del albergue de Ulia debemos tomar la carretera que encontramos en la ladera izquierda del Monte Ulia, junto a la playa de la Zurriola, dirección restaurante Mirador de Ulia. Una carretera, estrecha y llena de curvas, atraviesa algún que otro núcleo de casas antes de llevarnos hasta nuestro destino. Recordad que el famoso restaurante Mirador de Ulia, la casa de Ruben Trincado, nos sirve de referencia para saber que vamos por buen camino.

Una vez en el aparcamiento del albergue, debemos tomar una de las muchas carreteras que encontramos en su lateral derecho, Ulia Pasalekua. No debemos abandonar esta calle, así, en la primera bifurcación que encontramos debemos de tomar la opción de la derecha, todo recto.

Seguimos bajando, pasamos junto a una especie de refugio-hotel con un cartel que dice “El amor encuentra el camino” en castellano, inglés y euskera, otro indicio de que seguimos en el camino correcto.

La ruta toma una mayor pendiente antes de llegar al siguiente cruce de caminos, una vez más seguimos recto. Eso sí, atentos, a pocos metros se encuentra el desvío que debemos tomar a mano izquierda. Dejamos la carretera y nos adentramos en el bosque, tomamos una pequeña pista forestal, un sendero de tierra en el que la ruta larga y la corta se unen. Una señal nos indica nuestro objetivo, el Faro de la Plata. El camino no tiene perdida, siempre junto a la costa.

Poco antes de llegar al Faro de la plata encontramos un pequeño espacio en el que una mesa y una fuente llaman nuestra atención, se trata de la “fuente del inglés”, un rincón franqueado por los antiguos acueductos que conducían el agua hasta la capital gipuzkoana en el que podemos tomar un pequeño hamiketako (almuerzo de las 11 en euskera) o simplemente descansar.

En nuestro caso, seguimos el camino sin pararnos, no queda nada para avistar el Faro de la Plata en todo su esplendor y es preferible hacer el alto del camino junto al faro.

Llegamos a la explanada del Faro de la Plata, un entorno en la que la que la estructura blanca del faro y el graznido de las gaviotas llama la atención de todo aquel que lo visita. Toca disfrutar de las vistas, la bocana del puerto de Pasaia, el faro y el mar hacen que este idílico y pintoresco lugar gane enteros por segundos.

Por desgracia, no es posible acercarse hasta las inmediaciones del Faro de la Plata, el cartel que encontramos junto a la carretera así lo manifiesta.

Tras las fotos de rigor desde la lejanía, retomamos nuestro camino, Pasaia San Pedro está a nuestros pies, solo falta bajar. Seguimos la carretera hasta encontrar la primera bifurcación para tomar rumbo Pasaia / Talaia Ibilbidea.

Seguimos bajando hasta encontrarnos con el Faro de Senokozulua, un lugar mágico, con mucho encanto, en el que recomendamos hacer un alto en el camino y disfrutar de las vistas, la fusión del mar y la tierra en este rincón de la costa vasca es única. La bahía de Pasaia se abre ante nuestros ojos, una impresionante bocana natural que nos adentra en el puerto del municipio, ¡vaya gozada!

Desde Senokozulua bajamos mediante unas vertiginosas y revoltosas escaleras hasta Albaola, un museo dinámico y atractivo que recomendamos visitar a ojos cerrados. Y es que, en su interior se está construyendo la reproducción de un auténtico ballenero del siglo XVI de la misma forma que se construían antaño, a mano, sin maquinas ¡vaya cracks estos pasaitarras!

Recorremos Pasaia San Pedro hasta llegar a la altura donde está el amarre del Barco Museo Mater, otro espacio que nos os podéis perder. Un museo que nos muestra la forma de vida de los pescadores vascos desde el mar, a bordo de un auténtico y original barco pesquero de madera.

Junto al Museo, se encuentra una de las paradas de la motora de Pasaia, transporte público que utilizaremos para llegar al distrito de Pasai Donibane (Pasaia San Juan en castellano), uno de los puntos más bonitos de nuestra costa.

Es momento de alegrar el cuerpo con una buena degustación de nuestra gastronomía junto al mar, es la hora del restaurante Ziaboga y su fish and chips, pescado de temporada y patatas fritas de las de verdad, un plato de toda la vida escondido tras este término anglosajón.

Tras comer, que mejor que recorrerla costa de Pasaia mediante un corto paseo hasta la bocana del puerto, una ruta muy especial de la que os dejamos un pequeño video para que os hagáis una idea.

Y para terminar, volvemos por la calle principal de Pasaia San Juan para conocer la Casa de Victor Hugo, una casa que mira al mar y desde la que se puede contemplar la belleza de Pasaia.

Con esta última visita damos por concluida nuestra visita a Pasaia para poner rumbo a la parte alta, al frontón del distrito de San Juan. Es aquí, donde encontramos la parada del autobús (Juan XXIII, Frontoia) que nos llevara hasta Donostia – San Sebastián, nuestro próximo destino.

En nuestro caso nos bajamos en la parada de Gipuzkoa Plaza para poder presenciar la regata de traineras de veteranos que tuvo lugar en La Concha, un tipo de evento con el que el ambiente siempre está asegurado.

Tras disfrutar de las traineras, solo nos quedaba subir hasta el Monte Ulia. Debemos recordar que es en este punto donde tenemos estacionado nuestro vehículo. Existe un servicio de transporte urbano que une el centro de Donostia-San Sebastián con el albergue de Ulia. Un servicio un tanto peculiar, un taxi bus, un taxi que realiza las labores de autobús debido a la poca demanda que existe para esta línea.

Tras nuestra experiencia en Ulia, el Faro de la Plata, Pasaia y Donostia – San Sebastián pusimos rumbo hacia la Bodega Katxiña, un auténtico templo de la gastronomía del País Vasco. Podéis leer nuestra aventura en esta casa de Orio en nuestro articulo  “Bodega Katxiña, referente gastronómico de Euskal Herria”.

Como veis, hemos transformado la ruta original del Faro de la Plata, para convertirla en un bonito y sencillo paseo entorno a Donostia – San Sebastián, Ulia, Pasaia y la costa vasca. Una ruta familiar, que también se puede realizar en camino contrario, desde Pasaia a Ulia. Disfrutad del Faro de la Plata y de la ruta Ulia –Pasaia, por cierto, no dudéis en dejar vuestros comentarios en este mismo artículo.