Bodega Katxiña, referente gastronómico de Euskal Herria.

Bodega Katxiña es sinónimo de buen txakoli y mejor besugo, la base de todo buen menú en Orio.

La bodega Katxiña, representa la última creación de la familia Zendoia, una bodega situada en la localidad costera de Orio en la que el txakoli de la casa acompaña a algunos de los mejores platos del pueblo vasco. El caldo de esta bodega, Katxiña Txakolina, aporta el punto de chispa a todas las comidas que se sirven en este enclave vasco, un vino de la tierra, que combina a la perfección con los magníficos platos de pescado a la brasa que encontramos en este establecimiento.

El nombre de Katxiña es conocido en todo Euskal Herria por su vínculo con el buen hacer culinario, un proyecto gastronómico, bajo el que encontramos un asador, un restaurante y una bodega, todos ellos en la localidad gipuzkoana de Orio. Aunque siempre es interesante hablar de la familia Katxiña al completo, hoy nos centraremos en el pequeño de la casa, en la Bodega Katxiña, un establecimiento de obligada visita para los amantes del vino y la buena cocina.

Orio, uno de los pueblos a tener en cuenta en cualquier ruta gastronómica por las entrañas del País Vasco, nos ofrece una amplia variedad de restaurantes y asadores. Una lista, entre la que encontramos los dos establecimientos de la familia Zendoia, Katxiña Erretegia y Katxiña Txakolina, asador y bodega respectivamente. Situado estratégicamente en la costa vasca, a caballo entre 2 de las capitales vascas, Bilbao y Donostia -San Sebastián, este establecimiento vasco representa una muy buena opción para todas aquellas personas que recorren nuestra costa en busca de buen pescado a precios competitivos.

La familia Zendoia da un paso al frente con la incorporación a su oferta gastronómica de la Bodega Katxiña, un establecimiento en el  que además de seguir con la misma línea de sus antecesores, nos sorprenden con unas bonitas vistas y una cuidada decoración. Cada detalle cuenta. Desde la Bodega Katxiña destacan la tradición familiar entorno al Txakoli y la parrilla, dos de los pilares de este nuevo local gipuzkoano.

Y es que, Izaskun e Iñaki Zendoia, hermanos y responsables de la Bodega Katxiña, señalan que llevan más de 34 años creando platos sobre las históricas brasas del asador Katxiña y viendo como su aita (padre en euskera), tenía el sueño de dar a conocer el txakoli que generación tras generación se ha ido elaborando artesanalmente en casa. Dicho y hecho, parrilla y txakoli o lo que es lo mismo, restaurante y bodega Katxiña.

Historia: El rio Oria, la arteria principal del municipio gipuzkoano que alberga la bodega Katxina, se puede apreciar a la perfección desde el jardín del local que hoy nos ocupa. Un espacio en el que viñedos, caseríos y el Oria forman una perspectiva idílica. El municipio de Orio, fue antaño casa de pescadores de ballena, y es que los oriotarraz, al igual que otras varias decenas de pueblos vascos fueron grandes pescadores, un hecho, que hoy en día siguen atestiguando los éxitos que la trainera del municipio ha logrado.

Toda esta historia y tradición es la culpable de que hoy en día encontremos en Orio uno de los mejores asadores de nuestra costa: Katxiña Erretegia (asador en euskera), el origen de la bodega que hoy visitamos. El besugo es el rey de este municipio, así lo demuestra la fiesta que anualmente se celebra en la localidad en honor a este pescado, un certamen en el que se elige al mejor besugo de Orio, un premio, que el asador Katxiña ya tiene en su palmarés, ahora es el turno de la bodega Katxiña.

Tras más de 34 años de éxitos y buenas opiniones,  tras brasear miles de besugos y pescados, el asador Katxiña ha creado su propia bodega, un local gastronómico en el que la gran calidad de su materia prima unido a la buena mano de su equipo humano da lugar a un templo gastronómico con mayúsculas.

Aunque nada tiene que ver con la gastronomía, el hecho de que Orio sea el origen de personajes ilustres como el cantautor Benito Lertxundi o escultor Jorge Oteiza, nos muestra la fuerza con la que fluye la cultura vasca en el municipio.

Plan: Orio es tierra de pescadores y vinicultores, tierra de besugo y txakoli, un buen enclave para disfrutar de los encantos de la costa. La visita a una bodega de txakoli se hace prácticamente de carácter obligatorio, al igual que la degustación de un buen besugo o pescado a la parrilla. La bodega Katxiña nos ofrece un 2 en 1, visita a bodega y comida en un mismo espacio, perfecto para todas aquellas personas que no disponen de mucho tiempo en su viaje, más no se puede pedir.

Especialidades: Aunque son muchos los platos que nos gustaron durante nuestra estancia, debemos subrayar la importancia que el besugo y el txakoli tienen en este establecimiento vasco, las dos especialidades de la casa. Bisigua en euskera, besugo para que nos entendáis, viene acompañado por ajos, guindilla, aceite y vinagre, como toda la vida, simple y perfecto.  Mientras que el txakoli madurado en las vids que rodean la bodega adquiere la tan famosa txinparta que ofrece el txakoli gipuzkoano debido al carbónico, dos productos típicos del pueblo que nos acoge.

Edificio: Precioso, elegante y práctico, así es el nuevo templo de la gastronomía de la familia Zendoia. Es tal la belleza del entorno y de la edificación de la Bodega Katxiña, que se ha convertido en uno de los restaurantes más demandados para celebrar eventos. La estructura que nos recuerda en líneas generales a las edificaciones típicas de nuestro pueblo, los baserris (caseríos en euskera). Una edificación en la que los materiales nobles como la madera, el metal y la piedra resaltan sobre el resto. Un enclave moderno en el que la cultura vasca tiene gran presencia.

Katxiña Txakolina: El txakoli, el gran vino blanco vasco, antiguamente elaborado en nuestros baserris de forma artesanal y casera, se ha profesionalizado hasta llegar a oídos de todo buen vinícola de nivel internacional. La variedad Hondarribi Zuri, la reina de todos los viñedos de Txakoli, es una vez más la protagonista. Esta cepa introducida por cristianos europeos en el País Vasco, tiene su origen en la edad media, una variedad, que ha sabido amoldarse a nuestra tierra y que ha mutado para apropiarse de unas características únicas, sin duda la variedad autóctona de vid de País Vasco más conocida para nuestros visitantes.

La Bodega Katxiña está especializada en este tipo de vino blanco, una bodega que fue inaugurada en julio del 2016 junto a las 8 hectáreas de viñedos que le rodean. Un pequeño espacio que se nutre de la climatología y la tierra de las laderas del Oria para proporcionarnos un caldo de calidad (katxiña Txakolina) a un precio razonable, 12,50€. Tuvimos la suerte de poder visitar la bodega Katxina junto a Iñaki, responsable y propietario del establecimiento, persona, que además de comentarnos las ventajas de las tecnologías aplicadas al mundo vinícola repaso las características más notorias de su txakoli. Según los expertos, el txakoli Katxiña, de color amarillo pálido y con aromas intensos y frutales, es freso en boca, en nuestra opinión, es un txakoli con mucho sabor y de fácil ingesta, peligroso. Al catarlo directamente de las barricas, nos llamó la atención la temperatura en la que se mantiene, en torno a los 7 grados, bastante frio.

Experiencia: Dejamos lo bueno para el final, nuestra experiencia gastronómica en la bodega Katxiña. Nos acercamos hasta este establecimiento oriotarra tras un día de senderismo entre Ulia y Pasaia, una ruta familiar que recorre la costa gipuzkoana durante prácticamente todo el recorrido.

Llegamos a Katxiña al atardecer, el ambiente de la boda que se estaba celebrando en el piso superior se apreciaba desde el aparcamiento, eso sí, una vez dentro, ni nos enteramos de la boda, estábamos aislados perfectamente, insonorizados, perfecto para disfrutar tranquilamente del besugo a la brasa que nos esperaba. Nuestra mesa se encontraba en un lateral del comedor, con vistas al exterior, buena separación entre mesas y mejor atención.

Nos decantamos por entrantes para compartir (ventresca, gambas a la plancha y croquetas), 2 besugos para compartir como plato fuerte y un buen postre casero para terminar.

Todo ello, maridado con el txakoli de la casa, como no. Aunque todos los platos nos arrancaron una sonrisa de la cara, el besugo se llevó el premio, estaba simplemente estupendo, eso sí, el primero de ellos quizás pecaba de demasiado vinagre.

Los postres caseros, estaban muy buenos, de todos ellos destacamos la torrija y la tarta de queso. Un menú muy completo con el que disfrutamos como niños.

Precio: 50€ por cabeza. Un precio muy competitivo si tenemos en cuenta la calidad de cada bocado que nos llevamos a la boca.

TurismoVasco Tiketa: Como reconocimiento al buen hacer gastronómico de la Bodega Katxiña, les entregamos nuestra acreditación turística «TurismoVasco Tiketa». Un adhesivo mediante el que dejamos clara nuestra apuesta por este establecimiento.

La bodega Katxiña nos ha ofrecido una experiencia sorpréndete entre viñedos, un pequeño txoko gastronómico que recomendamos a ojos cerrados y al que volveremos sin duda alguna. On egin!