Ruta en barco para ver cetáceos en el País Vasco.

Cetáceos y aves marinas se dan cita en la salida marítima «Cetáceos a las 10», una experiencia de Ekoetxea, AMBAR Elkartea y Hegaluze en la que los delfines y las ballenas cobran gran protagonismo.

Delfines, ballenas, aves marinas y un sin fin de especies surcan a diario las aguas del Cantábrico frente a nuestras playas y acantilados, una presencia, que aunque para la gran mayoría pasa desapercibida es real. Así lo atestiguamos tras nuestra experiencia a bordo de Hegaluze Berria, embarcación que realiza la ruta en barco «Cetáceos a las 10 PRO», la actividad que seleccionamos para disfrutar de las especies marítimas que rodean el País Vasco. Esta salida en barco, organizada por Ekoetxea (antiguo Centro de Biodiversidad de Euskadi), AMBAR Elkartea y Hegaluze, nos da la oportunidad de contemplar a estos auténticos gigantes marinos a escasos metros de nuestra embarcación, una gozada, ¡alucinante!

Cetáceos a las 10 está disponible en 3 modalidades diferentes: Iniciación, cetáceos a las 10 y PRO. Aunque las 3 tienen el mismo objetivo, disponen de diferentes duraciones y precios, unas características que detallamos a continuación:

Todas y cada una de las modalidades que nombramos se realizan bajo las normas de conducta que se recogen en el Real Decreto 1727/2007, un decreto en el que se especifican todas las acciones que deben evitarse con el fin de no molestar a nuestros queridos cetáceos. Los responsables de esta experiencia pretenden acercar a todo el mundo la belleza y elegancia de estos mamíferos que encontramos a tan solo 1 hora de navegación de nuestra costa, una actividad divulgativa, en la que descubrimos la gran variedad de cetáceos que viven en nuestras aguas.

Tras experimentar las rutas en barco de pequeño alcance que ofrece Hegaluze, hemos querido dar un paso al frente y adentrarnos en una travesía en mar abierto para disfrutar de la compañía de delfines, ballenas y aves marinas a bordo de la embarcación Hegaluze Barria, una increíble experiencia en la que hemos aprendido mucho y en la que nos lo hemos pasado como enanos, una aventura, que recomendamos disfrutar a todos vosotros ¿os animáis?

Iniciamos nuestra aventura en el puerto de Bermeo, junto a la escultura de la ola, lugar de embarque habitual de las rutas en barco de Hegaluze. Junto al pantalán, aguardaba nuestra llegada el responsable de Ekoetxea, persona, que tras confirmar nuestra reserva nos dio paso para embarcar junto al resto del grupo en el Hegaluze Barria, una embarcación con capacidad para 66 pasajeros que cuenta con baño, plataforma de avistamiento y megafonía entre otras acomodaciones, un barco, en el que nos sentimos como en casa.Mientras Juan, patrón de Hegaluze, soltaba amarras junto a su equipo, Pablo, responsable de AMBAR, empezó a introducir al grupo en el apasionante mundo de los cetáceos de la costa vasca. Una charla amena y didáctica mediante la que nos explicaron las posibles especies que podíamos encontrar, la ruta que íbamos a tomar, el sistema para indicar un avistamiento y el «por qué» de todo ello, unas argumentaciones que nos hicieron pensar en lo afortunados que somos en poder apreciar a algunas de estas especies tan cerca de nuestra costa.

Mientras abandonábamos la protección del puerto de Bermeo, en cuestión de minutos, el sirimiri que nos acompañaba se convirtió en una tromba de contundentes gotas, las caras de preocupación aumentaban entre el grupo, pero tanto Juan como Pablo confirmaron la previsión meteorológica que teníamos prevista a lo largo del día, sol y buen día. Mientras tanto, tocaba resguardarse de la lluvia en la zona cubierta del barco, entre proa y popa.Tras dejar a babor el cabo de Matxitxako y San Juan de Gaztelugatxe pusimos rumbo a mar abierto, una ruta en la que no tardamos en divisar un gran número de barcos pesqueros. Había pasado una hora desde que abandonamos el puerto de Bermeo cuando los miembros de AMBAR dieron la voz de alarma, teníamos un grupo de delfines a las 11. Eran unos 20 ejemplares de delfín mular (Tursiops truncatus), pero lamentablemente no quisieron socializar con nosotros y se mantuvieron alejados del barco. Poco después, Pablo nos comentó que estaban comiendo, razón más que suficiente para dejarles tranquilos y seguir nuestro camino. El día había cambiado por completo, el sol reinaba sobre nuestras cabezas, el chubasquero dio paso a la crema solar y las viseras, ¡vaya cambio!

Durante varios momentos de la navegación nos cruzamos con algún que otro grupo de aves como gaviotas (gaviota patiamarilla Larus michahellis según AMBAR Elkartea) o alcatraces (Morus bassanus). Dos especies, que aunque no son tan espectaculares como los que encontramos bajo el agua, siempre alegran la vista con sus vuelos a pocos metros del mar.Había pasado un largo periodo en el que no habíamos avistado nada en el horizonte cuando una vez más los compañeros de AMBAR dieron la voz de alarma, soplos de lo que según ellos eran 3 zifios de Cuvier (Ziphius cavirostris) a las 10, por desgracia, se sumergieron pocos minutos después del avistamiento. Estuvimos esperando a que volviesen a la superficie durante 21 minutos aproximadamente pero no tuvimos el honor de verlos, reanudamos la marcha.No habían pasado más de 30 minutos cuando nos encontramos con otro grupo de delfines, esta vez sí quisieron socializar, ¡y de qué manera! surcaron las aguas del cantábrico pegados a nuestro casco durante más de 15 minutos, una gozada para los sentidos. Mientras sacábamos fotos y videos, AMBAR nos explicaba la situación: estábamos ante un grupo mixto, delfines comunes (Delphinus delphis) y delfines listados (Stenella coeruleoalba), los primeros más juguetones y más acrobáticos estos últimos.Sin duda este grupo de delfines fue uno de los avistamiento más significativo del día, pero no el único, y es que cuando volvíamos a tierra firme, una familia de 5 o 6 calderones de aleta larga (Globicephala melas) se cruzó en nuestra ruta literalmente, pasaron bajo el barco ¡vaya bichos! Estábamos posicionados sobre uno de los extremos de la fosa de Capbreton, el punto más alejado de nuestra ruta y uno de los mejores espacios marítimos para avistar cetáceos, un lugar en el que disfrutamos con la visita de hasta 3 especies en menos de 30 minutos, ¡vaya gozada!

Durante el tiempo que nos acompañó este segundo grupo de delfines, Juan apago el motor del Hegaluze Barria para que la sociedad AMBAR pudiese poner en marcha el hidrófono, una especie de micrófono acuático que nos posibilita escuchar los sonidos que emiten los cetáceos debajo del agua. En esta ocasión, no tuvimos mucha suerte, y es que aunque sí que se escuchaba algún que otro tímido clic (sonido que utilizan para la ecolocalizacion) y silbido (utilizado para la comunicación entre el grupo) no eran muy nítidos que digamos.Como veis, tuvimos mucha suerte, una mañana muy intensa en la que avistamos hasta 6 especies: delfines comunes (Delphinus delphis) , delfines listados (Stenella coeruleoalba), zifios de Cuvier (Ziphius cavirostris), calderones de aleta larga (Globicephala melas), gaviotas patiamarilla (Larus michahellis) y alcatraces (Morus bassanus). Eso sí, no llegamos a ver a los gigantes de nuestra costa como la ballena azul (Balaenoptera musculus), orcas (Orcinus orca) o ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), ejemplares que ya se vieron en años anteriores y que estamos seguros de que nos harán muchas más visitas en el futuro.Por si fuera, poco, cuando estábamos a la altura del cabo Matxitxako, cuando prácticamente habíamos dejado de buscar indicio alguno de cetáceos, uno de los delfines mulares que habíamos avistado millas atrás reapareció a nuestro lado para despedirse, ese fue el punto y final de nuestra experiencia para avistar delfines y ballenas en la costa vasca, increíble.

Tras una larga travesía en mar abierto el cuerpo siempre pide coger fuerzas y retomar el camino, dos premisas para las que os recomendamos la lectura de las siguientes líneas sobre dónde comer en Bermeo y qué ver en Bermeo.

Aunque Bermeo cuenta con restaurantes de calidad afincados en torno al puerto pesquero, nuestra recomendación de hoy nos lleva hasta el monte Sollube, uno de los emblemas de la localidad . Bueno, bonito, tradicional, con buenas vistas y con una buena relación calidad precio, así es el restaurante que hoy os recomendamos, el restaurante Cannon.

Bermeo es uno de esos pueblos con encanto que salpican nuestra costa, un pequeño pueblo pesquero en el que además de disfrutar de la gastronomía vasca es posible contemplar lugares únicos de nuestra costa. Recomendamos la lectura de nuestro articulo Bermeo, qué ver, qué hacer y dónde comer.

El avistamiento de cetáceos en la costa vasca es posible gracias a la organización de Ekoetxea y la colaboración de AMBARElkartea y Hegaluze, 3 organismos muy concienciados de la importancia de la Biodiversidad de nuestro planeta, que luchan por hacernos ver la importancia que todas las especies tenemos en el ecosistema. 3 entes a los que les damos las gracias por esta increíble experiencia en aguas vascas, una de las mejores que hemos vivido hasta la fecha.