Blanka Gómez de Segura, nos abre las puertas de su casa, el Museo de Alfarería Vasca.

Junto a la carretera que une las localidades de Ubide y Legutio, en tierras alavesas, encontramos un horno pegado a un baserri (caserío vasco), un conjunto muy escaso en nuestra tierra, una edificación singular y especial que nunca antes habíamos visto, una auténtica joya de nuestra historia.

Este patrimonio arquitectónico se ha conservado en perfecto estado gracias a esta iniciativa personal, un proyecto sin subvención, que sobrevive gracias a la pasión de Blanka, su propietaria,  por la historia y cultura de su pueblo, y es que, ¿qué es lo que hace diferente a un pueblo? ¿Qué es un pueblo sin su cultura e historia? Recapacitemos.

La localidad de Elosu y su barrio de Ollerías, acogen a este museo, pequeño y sin grandes alardes, pero práctico y eficaz, características que comparte con las piezas de alfarería del pueblo vasco, sencillas pero elegantes. ¿Quieres saber por qué Blanka y el Museo de Alfarería Vasca han obtenido nuestra exclusiva acreditación “TurismoVasco Tiketa”? Presta atención a nuestra argumentación.

Horno: Fusionado con el baserri que alberga el Museo de Alfarería Vasca, encontramos uno de los hornos más antiguos de Euskal Herria y uno de los pocos que sigue en pie. Un espacio único, donde poder contemplar la estructura de los hornos que antiguamente ocupaban parte de nuestras tierras. Este horno tradicional de planta cuadrangular y 9 metros de altura (hoy en día en desuso) tiene una capacidad de 8.000 piezas, piezas apiladas unas encimas de otras que ocupaban por completo el espacio interior del horno. En 1958 este coloso que forma parte del Inventario General del Patrimonio Cultural Vasco, realizo su última hornada.

Historia: El museo se encuentra en una ollería del año 1711, edificio donde la familia de olleros Ortiz de Zarate elaboraba sus piezas hasta que en 1958 se construyó el embalse de Urrunaga (a escasos metros del museo) inundando por completo las tierras de donde se abastecía de arcilla el último de los Ortiz de Zarate, Jose. El legado de Jose, ha caído en buenas manos, y es que, Blanka, su aprendiz, sigue dando a conocer este arte hoy en día casi extinguido con gran pasión y carácter. Una historia de largo recorrido, más de 1.000 años, misma ubicación, misma tarea, misma técnica. La historia te espera en Ollerías, te espera el Museo de Alfarería Vasca.

Edificio: El edificio, la ollería y su horno, fueron rehabilitados y abiertos al público en el año 1993, un proyecto de recuperación integral muy ambicioso que sigue adelante (que no es poco) sin apenas ayudas.

Museo: El Museo de Alfarería Vasca está ubicado en la primera planta del edificio, una colección propiedad del País Vasco en la que podemos apreciar los usos de la cerámica en el día a día del pueblo vasco. El museo contiene más de 380 piezas  que abarcan desde el siglo XVI hasta nuestros días, un bonito recorrido a través del tiempo en el que podemos apreciar lo esenciales que eran las piezas de cerámica hasta hace apenas 70 años. Nosotros, todavía conservamos en casa alguna de estas maravillas hechas a mano con gran precisión, piezas únicas que salieron de alguna ollería como la de Blanka.

Ubicación: El museo de la Alfarería Vasca está ubicado en un entorno natural sin igual, entre los parques Naturales de Urkiola y Gorbeia, a las orillas del embalse de Urrunaga, en Álava- Araba, en la frontera con la provincia de Bizkaia.

Distancias asequibles para cualquier escapada desde nuestras ciudades más destacadas.

La porcelana y sus usos: La cerámica se ha utilizado en el País Vasco y en el resto de culturas del mundo para infinidad de usos. En el Museo de Alfarería Vasca encontramos cerámica de todo tipo:

Blanka: Blanka Gómez de Segura, natural de la localidad bizkaina de Markina, maestra alfarera de Ollerías y responsable del Museo de Alfarería Vasca es una mujer llena de pasión y fuerza que hace más de 25 años decidió aprender un oficio en el que solo había hombres. Esta mujer avanzada a su tiempo, ha logrado imponerse en un oficio en el que, por desgracia, las mujeres estaban vetadas. Lucha, trabajo, éxito.

Taller: El espacio más dinámico del museo, un espacio donde las horas pasan como si de segundos se tratasen. Las manos de Blanka dan forma a todo tipo de piezas con suma facilidad, y es que  todo parece fácil en manos de esta maestra alfarera, la experiencia es un grado. Es aquí, en el taller, donde Blanka, amasa y da forma a la arcilla antes de hornearla a temperaturas cercanas a los 1.000 grados. Tras el horneado, Blanka da a sus piezas ese esmaltado blanco tan típico del País Vasco. Al terminar, todas las piezas se ponen a la venta. Nos quedamos con las ganas de mancharnos las manos, de intentar simular a esta gran artista vasca, una pena, sin duda hubiese supuesto el punto final a una increíble visita.

Tienda: La tienda del Museo de la Alfarería Vasca reúne una pequeña pero variada selección de piezas típicas de nuestra tierra, entre ellas, los típicos “katilus” (tazones), simples pero elegantes, un objeto muy bonito para recordar nuestra escapada al País Vasco, un souvenir de calidad, autentico, histórico y barato (6€). También realizan piezas por encargo, olvídate de piezas realizadas industrialmente, disfruta de lo tradicional, de piezas únicas  ¡pregunta tarifas!

Blanka Gomez de Segura, una mujer luchadora al frente del Museo de Alfarería Vasca, un museo único e impresionante para todos aquellos que saben apreciar la historia y cultura de un pueblo.